MCB-TV-6914

Boxeo para células y planetas

Pascal Kahn erlebt ein Ereignis in seinem Leben, das entscheidend für sein Existenzverhältnis mit der Außenwelt sein wird. Durch dieses Leiden, wird sich Pascal seinem eigenen Körper und seiner eigenen Sterblichkeit bewusst, indem er über die Existenz und die Inexistenz, das Leben und den Tod, den Ort und den Nicht-Ort nachdenkt.

Angélica Liddell geht in diesem Stück den Konflikt zwischen Materie und Geist, zwischen die Möglichkeit, Schönheit zu schaffen und die Zerstörung durch Todesangst als Ursache der Melancholie und der Traurigkeit an. Ein Dialog zwischen Leben und Tod den sie mit dem Stück "Te haré invencible con mi derrota" weiterführt.

/ CAST & CREDITS /

Autor: Angélica Liddell

Darsteller: Gumersindo Puche, Angélica Liddell

Regie: Angélica Liddell

Produktion: Atra Bilis Teatro

/ ANNOTATION /

30. Citemor, Festival de Montemor-o-Velho

Spanisch, ohne Untertitel.

// ESPAÑOL //

El subtítulo o la inspiración de este docudrama de ficción es “El miedo a la muerte como origen de la melancolía”, y nos coloca ante una experiencia en donde las contradicciones sobre la existencia, entre los dos polos filosóficos sobre la utilidad de la vida humana, o su trascendencia, a través de los documentos del personaje central Pascal Khan, al que otorga Liddell el peso de la prueba, es decir, la voz de la conciencia. La ocurrencia dramática para hilvanar un espectáculo realmente chocante, en su estructura, por la disposición espacial de los espectadores sentados alrededor de unas mesas como de ceremonia, el tono minimalista como instrumento de comunicación y no como fondo estético, y el recorrido por un pensamiento totalmente abrasivo sobre la realidad que las noticias nos van describiendo cotidianamente.

Es una toma de postura clara, contundente, pero nunca demagógica. Hay un texto dramatizado e interiorizado y otro presentado en tono didáctico, más cercano, y la muerte, ese destino final que provoca melancolía se convierte en sujeto político al comprobar como no nos iguala, sino que todavía nos diferencia más por razas, clases o filiación. Hay momentos para comprobar el gran poderío actoral de Lidell, otros para dejarse tocar por su humanidad casi naïf, y un vídeo final que apoya toda la tesis sobre la materia, el cuerpo y el alma, sobre el yo y el cosmos. Uno y todo. Lo importante es que de nuevo el espectador se siente tocado por la belleza del desgarro con el que se presenta el gran teatro de hoy.